Un don de Dios para toda la vida:
Padres excepcionales
Madre profunda, entera, veraz, consejera, solícita, entregada totalmente, sin escatimar sacrificios, a su Señor y a su hogar. ¡Qué bien me sentí en ella y qué a sus anchas crecieron en mi infancia y en mi adolescencia unas virtudes teologales en las cuales la esperanza y la caridad medraron con facilidad como don tuyo, en el carácter optimista y confiado, y en una inclinación, donada por el Señor como su mejor regalo!
Me regalaste con el don inmenso de los sacramentos en una tierra hermosa y en una familia muy cristiana, con unos hermanos muy fraternales y unos padres muy entrañables.
Padre bondadoso, alegre, honrado, honesto, caballero, sumamente cordial y afable con todos.
Nací en un año Santo, un día de jueves santo...
"... Todo era Santo:
El año, la Semana, el día,
la ciudad: Santander (San Emeterio) la calle (Isabel la Católica)
el número (7)
Santa era mi madre.
Mis hermanos eran tres:
Calixto,
Carmina y
Carlos,
de 12, 11 y 9 años.
Me recibieron
con gran alegría,
lo mismo que mis
40 primos hermanos.
Todo es luminoso en aquellos primeros años de mi infancia. Las raíces de los pecados capitales no se veían en mí. Siempre alegre, inteligente y de muy buen carácter, entusiasmaba a todos.
Cuando el ama me llevaba dormida por la Alameda o por la playa, mis primos, de los que yo he sido la benjamina, acudían en tropel a despertarme porque les admiraba mi reacción llena de risas y parlotadas.
Creo que no me equivoco si digo que la vida de la gracia, introducida por el bautismo, corría por mí a chorro vivo sin que nada la detuviera. Ella hacía fructificar mi piedad y mi inteligencia.
Testimonio de Madre
Considerar el Padrenuestro me ha dejado con el alma transida de inefable Amor.
HIJA DE SANTA MARÍA DEL CORAZÓN DE JESÚS
De los Apuntes personales. 09/04/1994 (Sábado)