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Sobre montes de verdes pinares,
bajo un cielo de azul claridad,
hoy lanzamos al sol y a los vientos
una hermosa tonada de paz.
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Cuando todos los días cantemos
y marquemos su alegre compás,
pediremos a Dios que nos guíe
por las sendas de un noble ideal.
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Bajo tu protección, ¡Oh, María!
será firme nuestro caminar,
la mirada perdida en el cielo
y en los labios un ruego filial.
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Al calor de tus ojos queremos
nuestras vidas en flor cobijar
y aprender al amparo de ellos
a amar la verdad.
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Y después que los años transcurran
en la paz, la alegría y el bien,
siempre habrá en la memoria un recuerdo
que nos lleve a vivir en la fe.
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Haznos dignos, ¡Oh, Nuestra Señora!
de podernos tus hijos llamar,
guíanos con tu mano amorosa,
sé la Reina de nuestro Pinar.